La cerealera rosarina logró las adhesiones necesarias y se impuso en la puja por la agroexportadora, evitando así la quiebra del histórico grupo santafesino.
La oferta de pago presentada por el Grupo Grassi consiguió las adhesiones suficientes para quedarse con Vicentin, tras imponerse en la instancia de cramdown frente al tándem Dreyfus–Molinos Agro, que también había competido por el control de la agroexportadora.
Según lo establecido por la normativa concursal, Grassi logró superar los dos tercios del capital adeudado y el 51% de las cápitas, lo que permitió validar su propuesta. En cambio, la alianza Dreyfus–Molinos obtuvo la mayoría en cápitas, pero no alcanzó el piso exigido en capital, quedando fuera de competencia cuando Grassi presentó sus avales en Tribunales antes del vencimiento del plazo, que expiraba este sábado a la medianoche.
El juez Lorenzini debe certificar y homologar el acuerdo
Ahora el juez Fabián Lorenzini, junto a la Sindicatura, deberá revisar y certificar las adhesiones para luego homologar la propuesta y dar paso al traspaso formal del grupo, que desde 2020 se encuentra bajo administración judicial. Una vez completado ese proceso, se pondrá en marcha el plan de pagos a los acreedores.
Grassi selló además acuerdos con Bunge y Cargill para la operación de las plantas, los puertos y la comercialización internacional, manteniendo la originación concentrada en su propia estructura. También se asoció con la cordobesa Porta Hnos., líder en la industria de etanol, para la reactivación de la planta de Vicentin en Avellaneda.
Compromiso de continuidad y empleo
En su presentación, el grupo ganador se comprometió a mantener todas las plantas en funcionamiento y preservar las fuentes de trabajo. Cabe recordar que Grassi fue uno de los principales acreedores comerciales de Vicentin y uno de los que se opuso judicialmente a la propuesta de pago anterior, que había sido rechazada por inconstitucional y preveía quitas de hasta el 80% para medianos y grandes acreedores.
La caída de Vicentin, ocurrida a fines de 2019, con una deuda estimada en 1.500 millones de dólares, sigue siendo el default más grande en la historia del mercado granario argentino.