Marina Orzan, responsable de la Secretaría de Promoción Social de Avellaneda, habla sobre los desafíos de la niñez, el consumo de drogas y las respuestas del municipio.
En una entrevista reciente, Marina Orzan, de la Secretaría de Promoción Social de Avellaneda, expresó su profunda preocupación por la creciente vulnerabilidad infantil y el impacto de las drogas en la población joven de la ciudad. Señaló que, a pesar de los esfuerzos continuos y los dispositivos de atención existentes, la situación sigue siendo alarmante. “El consumo de drogas no solo afecta a los adultos, sino que está tomando cada vez más a los jóvenes. Necesitamos enfrentar la realidad tal como es”, subrayó.
Dispositivos de intervención en Avellaneda
Avellaneda cuenta con múltiples programas de intervención destinados a la primera infancia y a la prevención de adicciones. Orzan mencionó la existencia de espacios como el Centro de Integración Juvenil (CIJ) en Barrio Belgrano, que atiende a más de 140 jóvenes en actividades como huertas y talleres de carpintería. Además, destacó el programa Tiempo Oportuno, que abarca a niños de 0 a 4 años y busca fomentar su desarrollo cognitivo, motor y emocional.
Sin embargo, la funcionaria reconoció que no todos los casos son detectados o atendidos a tiempo. La falta de denuncias formales o intervenciones previas limita la capacidad de los dispositivos para actuar de manera preventiva. Esto ha generado una sensación de frustración en los equipos que intervienen en la comunidad.
Coordinación entre instituciones
Orzan detalló cómo la coordinación entre actores clave, como escuelas, salud y referentes barriales, es esencial para el éxito de la intervención. Las denuncias pueden provenir de diferentes fuentes, como la escuela o la policía, y se canalizan hacia el servicio local de niñez. En este sentido, la funcionaria destacó que el trabajo preventivo es crucial, pero muchas veces se invisible: “Lo que no se ve es lo que no se previene”, señaló.
A pesar de los esfuerzos, Orzan reconoció que la problemática del consumo de drogas es difícil de controlar, ya que afecta a una gran parte de la población juvenil, no solo en Avellaneda, sino en el mundo entero. El consumo de sustancias está creciendo, especialmente entre los jóvenes de menos de 40 años.
La droga y el futuro de Avellaneda
En cuanto al futuro de la ciudad, enfatizó que el trabajo preventivo debe intensificarse y que es necesario que todos los actores de la comunidad se involucren. Esto incluye tanto a las escuelas como a los padres, quienes deben estar alertas y ser parte activa en la formación de sus hijos. Orzan instó a denunciar situaciones de vulnerabilidad y destacó que es necesario un esfuerzo conjunto para reducir el impacto de las adicciones en la población más joven.
Críticas al sistema y a la gestión territorial
A pesar del trabajo constante de los dispositivos mencionados, la crítica sobre la efectividad de los programas es evidente. Algunos sectores de la comunidad afirman que los esfuerzos no son suficientes, ya que los problemas se mantienen sin resolver en varias zonas de Avellaneda. Además, se cuestionó la falta de presencia territorial, señalando que las personas más experimentadas en el trabajo barrial no están en el lugar adecuado para intervenir directamente.
La situación actual, marcada por un aumento del consumo de sustancias y una creciente vulnerabilidad social, obliga a repensar las estrategias de intervención. La crítica apunta a la necesidad de una presencia más activa en los barrios más afectados, para que los dispositivos de prevención y contención puedan llegar a quienes más lo necesitan.
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