Referentes del sector industrial de Santa Fe manifestaron su inquietud frente a la apertura de importaciones impulsada por el gobierno nacional. La medida, sumada a las políticas proteccionistas adoptadas por potencias como Estados Unidos y Europa, genera un panorama desfavorable para la producción local.
“En estas condiciones es muy difícil competir”, expresó Mariano Ferrazini, miembro de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) y de la Unión Industrial Argentina (UIA). En diálogo con medios rosarinos, advirtió que el país atraviesa una fase de retracción productiva, con una creciente pérdida de puestos de trabajo.
Ferrazini remarcó que la situación se agrava ante la falta de políticas que compensen las desigualdades frente a economías más desarrolladas. “Estados Unidos impone aranceles, Europa redefine su modelo, y en Argentina se abre la economía sin ninguna protección. Es una apertura que atrasa”, sostuvo.
Desde Fisfe señalan que el problema no radica en la apertura en sí, sino en la ausencia de condiciones mínimas para competir: un sistema impositivo distorsivo, serias dificultades logísticas, un débil acceso al financiamiento y un contexto fiscal adverso. “Mientras otros países tienen un sistema financiero que representa más del 100% de su PBI, el nuestro apenas alcanza el 8%. Nos falta fuerza”, explicó.
Los efectos ya se hacen sentir. Informes de Fisfe y la UIA revelan que durante 2023 se registraron suspensiones prolongadas en importantes plantas industriales de la provincia, una situación que persiste en 2024, sin señales de recuperación.
“La producción cayó un 9% y el empleo industrial más del 2% el año pasado. Sin un cambio de rumbo, el escenario para los trabajadores sigue siendo muy preocupante”, concluyó Ferrazini.