El fenómeno solar, clasificado como fuerte por la NOAA, continuará al menos hasta el 14 de noviembre y podría alcanzar categoría G4 en las próximas horas.
La Tierra continúa bajo los efectos de una tormenta geomagnética fuerte (categoría G3), según informó el Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA. El organismo advirtió que existe alta probabilidad de nuevos episodios de mayor intensidad en las próximas horas.
La causa es una eyección de masa coronal (CME) emitida el 11 de noviembre, que mantiene elevada la actividad geomagnética y podría prolongar el fenómeno hasta el 14 de noviembre (UTC).
Estas CME son enormes nubes de plasma y campos magnéticos expulsadas por el Sol a gran velocidad. Al impactar con el campo magnético terrestre, pueden generar perturbaciones que afectan las comunicaciones, la navegación satelital y las redes eléctricas.
Auroras visibles en latitudes poco comunes
Durante la madrugada del miércoles, el cielo sorprendió con auroras visibles en zonas de latitud media, muy lejos de las regiones polares donde suelen producirse.
La actividad proviene de una región solar extremadamente activa, identificada como AR-424, que en los últimos días liberó varias llamaradas de clase X, la categoría más alta en la escala de explosiones solares. Cada una de ellas estuvo asociada a nuevas eyecciones de masa coronal, cargadas de partículas de alta energía que viajan hacia la Tierra.
Riesgo de tormenta G4 y posibles efectos
El Centro de Predicción del Clima Espacial alertó que una nueva onda de partículas se dirige al planeta y podría provocar una tormenta geomagnética categoría G4 (severa), con un índice KP de hasta 8, uno de los valores más altos del sistema.
Esto podría derivar en fluctuaciones en redes eléctricas, alteraciones en sistemas de navegación y radio, e incluso problemas en satélites y operaciones espaciales. También aumentaría la posibilidad de observar auroras en lugares inusuales, un espectáculo natural que se repite cuando el Sol se vuelve especialmente activo.
Por qué se producen las auroras
Cuando las partículas energéticas del Sol chocan con el campo magnético terrestre, ingresan por los polos y colisionan con los gases de la atmósfera. Esa interacción excita a los átomos, que liberan energía en forma de luz visible, dando origen a los colores que forman las auroras boreales y australes.
Los observatorios solares mantienen una vigilancia constante del Sol, mientras la comunidad científica sigue en alerta. “Algo ha cambiado”, resumió un astrónomo norteamericano tras registrar una aurora sobre Misuri, un fenómeno nunca antes visto en esa región.
La tormenta geomagnética aún no terminó, y las próximas horas serán clave para determinar su intensidad final.