Opinion. Sergio Raynoldi.
Hoy la ciudad de Reconquista fue el epicentro de dos movilizaciones con un actor protagónico, unos lo defienden y otros lo atacan. Vicentin SAIC
Mientras la empresa, termina de delinear su frente para resistir las decisiones del Gobierno, desde el campo advierten sobre lo que definen como un claro avance del Estado sobre la propiedad privada y también expresaron el temor a que exista un mayor intervencionismo oficial en la producción y comercialización.
Es tan alto el nivel de rechazo a la avanzada del gobierno, que muchos analistas aseguran que toda esta situación podría derivar en un escenario de confrontación de similares características al de 12 años atrás, cuando la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández, promovió la Resolución 125 sobre retenciones móviles.
Hoy una movilización de cientos de vehículos acompañaron con bocinazos desde Avellaneda a Reconquista, el reclamo de la empresa. «No a la intervención, ni a la expropiación». Con banderas argentinas como insignias, los vecinos de la región se manifestaron en contra de la intervención estatal, a la que consideran anti constitucional y avasallante.
Por otra parte, liderados por partidos de izquierda, empleados de Algodonera Avellaneda, iniciaron una medida de protesta en reclamo de mejoras laborales.
Unos en autos, tractores, camionetas y camiones. Los otros de a pie, en motos o bicis.
Los dos reclaman derechos constitucionales, unos por la propiedad privada, los otros por derechos laborales.
Las dos caras de una misma moneda. Dura, cruel, injusta. Que es observada por una sociedad anonadada, que es obligada a tomar una postura, una posición, que nadie quiere.
Los dos sectores luchan y reclaman lo que consideran sus derechos. reclaman justicia, justamente la más grave falencia de nuestra Argentina.
Mientras los políticos, empresarios y gremialistas toman a nuestro país como un coto de caza, la Justicia mira para otro lado, mientras se acomoda con los vientos de cambio.
Ese es el verdadero reclamo que debemos hacer. Justicia, de manera tal, que no haya ni políticos, ni empresarios, ni gremialistas, ni empleados que delincan ni se corrompan.
Cuando todo esta tan revuelto, tan confuso, tan oscuro, todo puede pasar. Pues que ese todo, no nos pase. Es un precio demasiado caro, que en este momento no podemos pagar. Como sociedad ya tenemos sobrados ejemplos y sabemos lo caro que nos resultó a todos.
Es la Justicia la que debe hacer respetar la constitución, la que debe encontrar y contar la verdad, y la verdad es lo único que pondrá luz y aclarará las cosas, para que veamos, de una vez por todas que la grieta, la división, no es el camino.