En una interesante charla con la arquitecta Gisela Acosta, se abordaron temas claves sobre las obras que están transformando la infraestructura de la ciudad, con un enfoque particular en el sistema de desagües y el impacto de las lluvias.
“Estamos trabajando para fortalecer el sistema de desagües que ha sido un problema en zonas como casi 10 y San Martín, donde los desagües estaban colapsados”, explicó Acosta, destacando la importancia de estas obras para evitar el estancamiento de agua y preservar el pavimento. Además, señaló que el trabajo no solo se limita a una calle, sino que involucra varias cuadras, atravesando zonas clave de la ciudad.
Respecto a las obras del microcentro, Acosta detalló que se encuentra en su tercera etapa, con el objetivo de mejorar las veredas alrededor de la plaza principal, asegurando una estructura más moderna y funcional. “Se comenzó la semana pasada y ya pudimos tirar la primera tanda de hormigón”, agregó, destacando que la obra está pensada para unificar la imagen estética del centro comercial de Avellaneda, haciendo que sea competitivo con los centros comerciales a cielo cerrado.
La arquitecta también habló sobre las estrategias para manejar el agua de lluvia, mencionando el uso de reservorios urbanos que ayudan a retener el agua para evitar desbordes en áreas como el barrio América y la cooperación. Además, comentó sobre el trabajo constante que se realiza en la zona rural para controlar el flujo del agua desde los canales, que en ocasiones se desbordan durante lluvias intensas.
Uno de los temas más debatidos durante la charla fue el estado de las veredas, especialmente en barrios como la cooperación sur, donde los vecinos expresan su preocupación por las condiciones de las veredas que, en muchos casos, están peligrosamente deterioradas. “Es un problema que existe en varios lugares de la ciudad”, afirmó Acosta, indicando que las veredas son responsabilidad de los frentistas, aunque la municipalidad realiza relevamientos y gestiona proyectos para ayudar a mejorar la infraestructura en sectores más vulnerables.
La arquitecta concluyó que, aunque el municipio tiene recursos limitados, se están buscando alternativas para financiar la mejora de las veredas, una tarea que, de acuerdo con Acosta, debería ser tratada con una política estructural que ayude a todos los vecinos, independientemente de su situación económica.
La conversación dejó en claro que, aunque los avances son notables, todavía hay muchos desafíos por superar en términos de infraestructura urbana, y la colaboración entre el gobierno y la comunidad sigue siendo esencial para lograr una ciudad más segura y moderna.
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