Este domingo 27 de julio a las 15:30 se realizará una carrera solidaria organizada por alumnos de cuarto año del Instituto Roberto Vicentín, con el acompañamiento del municipio. Lo recaudado será destinado a los centros de cuidado infantil Arcoíris y EPI Rayuela.
Soledad González, profesora y directora del Instituto Roberto Vicentín, explicó que la iniciativa forma parte de un espacio curricular dedicado a las habilidades para la vida cotidiana, en el que los estudiantes desarrollan proyectos con impacto social. En este caso, los alumnos de cuarto año “C” decidieron apoyar a dos centros de cuidado infantil de la ciudad: el CSI Arcoíris de barrio Belgrano y el EPI Razuela de barrio Don Pedro.
“Nos sorprendió y nos alegró que surgiera esta iniciativa desde ellos mismos. Generalmente en cuarto año los proyectos son más chicos, y este tiene una escala que nos entusiasma mucho”, contó González.
De la idea a la acción
Para recaudar fondos, los estudiantes evaluaron distintas alternativas —como un cine solidario— pero finalmente optaron por una carrera recreativa de 3 y 6 kilómetros, que se correrá este domingo 27 de julio a las 15:30, con largada en la esquina Calle 14 al 581.
La inscripción tiene un aporte voluntario sugerido de $2000, que incluye una donación adicional: juguetes en buen estado, pañales o alimentos no perecederos como leche en polvo, arroz o galletitas.
“Queremos que todos puedan participar y colaborar. No es una competencia con podio, sino un evento para compartir y ayudar”, explicó la directora.
Apoyo del municipio y comercios locales
La organización cuenta con el acompañamiento del municipio, a través de la Subsecretaría de Deportes que conduce Guillermo Vicente, quien gestionó la logística, el sonido, el arco de largada y llegada, y las medallas para los participantes.
Además, numerosos comercios locales se sumaron con donaciones para sortear al final del evento, generando aún más entusiasmo entre los chicos y sus familias.
“Queremos agradecer a todos los que están apoyando: las familias, los profesores, los comercios. Es muy importante para los chicos ver que la comunidad los respalda”, dijo González.
Aprender haciendo
La docente destacó la importancia de que los adolescentes puedan tener experiencias reales de participación comunitaria: “Ellos son los que detectaron la necesidad, eligieron a quién ayudar y cómo hacerlo. Nuestro rol es acompañarlos en ese proceso. El potencial que tienen es enorme, y aprender haciendo es la mejor manera de que se formen como ciudadanos comprometidos”.